De la tranquiliidad a la desesperación.


Foto: Edu Castells.


Las rebajas han empezado... y ahí vamos los que somos más pobres del mundo a comprarnos unos trapitos claro.


Estuve buscando alguna cosita, al menos pa no parecer el tío de carry -vestido con los mismos 4 trapos- y encontré (no en la tienda Adidas, que debe ser la única que no hace prácticamente rebajas y sólo tiene novedades), encontré algo estupendo: Unos pantalones cortos, azul pastel celeste, rectos, con unas pinzas en cada sitio de donde las pinzas deben estar... delicious mil.

Aproveché que mi querida Dixi vino a visitarnos, quedamos a media tarde-noche para tomarnos unas cañas, ponernos al día y luego salir a cenar algo. Amigos... toda la puta ciudad era el mecanoscrit del segon origen.

Nadie por las putas calles, nadie en el bar donde estábamos refrescándonos, nadie esperando sentarse en las terrazas, casi ningún indigente pidiéndote tabaco o dinero, no guiris haciendo colas en museos ni en esperando mesas en locales.... TOOOOOOOOOOOODO MEGA EXTRA SUPER VACÍO.... daba miedo, pero se estaba de muerte.

Poder hablar tranquilos sin que la peña que toque los cojones toda la puta tarde, no tener que estar súper pendiente o arrepentido por dejar medio segundo el Mobil encima de la puta mesa, no tener que esperar a que el camarero deje de estar súper estresado para servirte, no esconder el tabaco en la bolsa para que no paren de pedirte, no escuchar las conversaciones de los demás... una tarde estupenda. (aunque debo decir que antes de llegar al bar, y por supuesto antes de que el partido empezara, había un tío sin camiseta y con la señera de Cataluña paseándose por tooooooooooodas las calles gritando VIVA CATALUNYA. CATALUNYA NO ES ESPAÑA. increpando de una forma bastante agresiva y molesta a los transeúntes.... no se que habrá podido ser de ese chico, por su bien espero que no haya estado ni viendo el partido ni haciendo el puto gilipollas por ahí completamente solo).

Gracias a dios, España no marcó hasta bien al final, con lo que los gritos de alegría exagerados no llegaron hasta ese gol de Puyol. Pero... de golpe y porrazo todo se acabó, la gente empezó a gritar mais y mais, España había ganado y toooooooooooooodos salían a la calle pintados, sin camisetas, gritando y gritando... con bufandas ( que con el fresquito que ahora hace... um.... súper apetecible ). La ciudad volvió a coger el color de cazurro borracho primitivo.

Decidimos irnos volando para el restaurante las Fernández, donde habíamos reservado.... El mogollón nos estaba casi cogiendo... y... PAM!!!!

Un borracho que estaba celebrando por toooooooooooodo lo alto la victoria española se acercó a mi, su aliento era de cerveza pura y dura y de haber fumado 400 millones de cigarro por segundo... Y solo eran las 10 y algo. Acercó también sus pantalones verdes y cortos a los míos y dijo:

- anda son iguales que los míos.

Todos nos miramos y Dixi, que va con Alemania... no tenía el coño pa ruidos y le dijo:

- comor? quieres decir que los pantalones azul pastel celeste cortos y con pinzas en los lados se parecen a ese esa especie de falda pantalón antigua que llevas con ese verde desgastado y pálido que lo puso de moda Julio Iglesias en el festival de Benidorm?

Se creó un silencio... el supuesto buen rollo se había esfumado. El contento ganador se largo y nosotros nos fuimos a cenar.

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